TEORÍA DE LA CIBERNÉTICA
Historia de la cibernética
El artículo pionero de Louis Couffignal, publicado en 1938 en la revista Europe, es ampliamente reconocido como el punto de partida de la cibernética moderna. Este movimiento ganó fuerza en los Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial, impulsado inicialmente por las investigaciones médicas del Dr. Arturo Rosenblueth de México, junto con Norbert Wiener y su equipo en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Sus trabajos conjuntos sentaron las bases para el desarrollo de sistemas de control y comunicación en máquinas y organismos vivos, marcando un hito en la intersección de la biología, la ingeniería y la informática.
Las demandas de la guerra impulsaron a este grupo a enfocarse en el desarrollo de armas automáticas, con el objetivo de reemplazar o superar las capacidades de los combatientes humanos. (David, & Marfull, 1966)
La noción de circularidad
“La cibernética introduce la idea de circularidad a través del concepto de retroalimentación o feedback”. Gros. B.. (2016). pág. 1. Este término se refiere a la capacidad de un sistema para mantener un estado de equilibrio.
El feedback actúa como un mecanismo que regula el sistema, interviniendo cuando hay una desviación del equilibrio ideal. Es decir, cuando el estado actual del sistema no coincide con el estado deseado, el sistema responde buscando restablecer el equilibrio.
La idea de feedback desafía la visión tradicional de causa y efecto, que va en línea recta. En lugar de eso, el feedback muestra que los procesos pueden ser circulares. En un bucle de retroalimentación, un efecto inicial pasa por varios elementos en círculo. Cada parte afecta a la siguiente, y al final, el último elemento influye de nuevo en el primero, reiniciando el ciclo. Así, la causalidad circular es un proceso continuo. (Gros, 2016)
Cibernética de segundo orden:
“La perspectiva cibernética ofrece una alternativa a la epistemología clásica, que asume la existencia de una realidad externa.” Brunet, y Morell. (2001). Pág 33. En cambio, la cibernética sostiene que construimos la realidad antes de experimentar el mundo. La primera revolución cibernética se centró en crear un lenguaje interdisciplinario basado en la información y la organización, estableciendo una nueva disciplina de la mente que enfatiza la continuidad entre lo biológico, lo cultural y sus extensiones tecnológicas. Este enfoque en la continuidad convierte a la cibernética en una reflexión sobre la ecología, complementando su interés por la autonomía, ambas entendidas como dos caras de la misma moneda de la organización. La cibernética ha contribuido proporcionando este lenguaje, bajo la premisa de que el ser y el hacer son inseparables en una visión biológica de lo que significa ser humano, capaz de crear continuamente su representación de la realidad a lo largo de su vida.
La revolución epistemológica actual ha llevado la cibernética de primer orden, que observa sistemas desde afuera, a la cibernética de segundo orden, donde el observador es parte del sistema observado. En la cibernética de segundo orden, la distinción entre objetividad y subjetividad se cuestiona, sosteniendo que la ciencia se basa en la reflexividad: un objeto sólo se define en relación con el sujeto que lo observa. Esto implica que cualquier sistema incluye tanto al sujeto que observa como a la realidad que intenta entender. Este enfoque transformó la cibernética en una epistemología que no solo explora la estructura de la realidad, sino también el conocimiento sobre esa realidad y sus limitaciones.
La epistemología de segundo orden pone énfasis en los “sistemas observadores” en lugar de los “sistemas observados”, reconociendo que toda noción cibernética depende del observador. Así, la actividad del sistema observado y la actividad del sujeto que observa deben entenderse como procesos que coexisten y se influyen mutuamente. Navarro señala que estos procesos no son completamente separables ni reducibles entre sí. A diferencia de la ciencia clásica, que busca conocer los objetos excluyendo al sujeto y los valores, la ciencia no clásica reintegra al sujeto y los valores en el estudio de la realidad. La primera cibernética lo hizo de manera limitada, mientras que la segunda cibernética lo hace de manera más general. (Brunet, y Morell, 2001)
Medios tecnológicos en ingeniería cibernética
La creciente aplicación de nuevas tecnologías en el ser humano requiere analizar sus aspectos técnicos y reflexionar sobre sus implicaciones éticas. Avances en áreas como la ingeniería genética, las tecnologías de la información, la nanotecnología y la inteligencia artificial han permitido desarrollar materiales más resistentes y de mejor calidad, como prótesis avanzadas, fármacos para mejorar el rendimiento deportivo, nano robots para reparar tejidos, y mecanismos para mejorar las capacidades sensoriales y cognitivas. También se están explorando técnicas como la crio preservación y la posible transferencia de la mente a un ordenador para alcanzar la inmortalidad.
En el campo de la ingeniería cibernética, uno de los desarrollos más destacados es la evolución de las prótesis. Estas han mejorado significativamente, replicando no solo la forma, sino también los movimientos y funciones de las partes del cuerpo humano. Esto es posible gracias a la conexión cerebro-máquina, que utiliza electrodos implantados en los nervios para interpretar señales eléctricas y convertirlas en movimientos mecánicos. Las prótesis biónicas, equipadas con sensores y procesadores, ofrecen una calidad de vida mejorada y tienen el potencial de restaurar funciones perdidas, además de posibilitar aplicaciones más allá de la reparación, como el control neuro protésico de extremidades robóticas y la descodificación del habla. (García Díaz, D., & López González, M. 2022)
Discusión bioética
La llegada y expansión de las nuevas tecnologías, sobre todo aplicando a los humanos para mejorar y evoluciona, plantea cuestiones bioéticas que no deben ignorarse. Estos avances generan interrogantes importantes sobre conceptos fundamentales como la naturaleza humana, identidad, libertad, dignidad e integridad. Es esencial contar con criterios que nos ayuden a discernir cuándo los avances tecnológicos benefician al desarrollo integral de las personas y cuándo podrían ir en contra de la naturaleza humana.
No debemos asumir que todo avance tecnológico, simplemente por ser innovador, es automáticamente positivo y deseable. La tecnología no siempre garantiza un progreso en términos humanos, a pesar de los avances científicos. Existen problemas bioéticos relacionados con la autonomía y la identidad del individuo que recibe estas tecnologías. Además, hay que considerar el impacto en las generaciones futuras y la responsabilidad de los padres que eligen implementar estas tecnologías en sus hijos. También se deben considerar las implicaciones sociopolíticas, como la igualdad de oportunidades y el riesgo de exclusión social por la falta de acceso a estas nuevas tecnologías.
Desde el punto de vista bioético, es fundamental que las tecnologías cibernéticas no causen daño al individuo en el que se aplican. La clave es optar por tecnologías no invasivas que respeten la integridad física de la persona. Siguiendo el principio de no maleficencia, es crucial asegurar que los protocolos de implementación sean seguros y no representen un riesgo para la salud. La prudencia es necesaria para evitar daños irreparables. Además, las tecnologías que reemplazan o sustituyen órganos o partes del cuerpo deben aplicarse solamente en casos necesarios y no en organismos sanos. Las tecnologías que no implican reemplazo son preferibles, ya que evitan la automutilación y tienen un mayor potencial de mercado, además de establecer una clara diferencia entre el cuerpo humano y los elementos artificiales.
Los proyectos tecnológicos, como las interfaces cerebro-máquina, tienen un gran potencial para mejorar la calidad de vida, ya sea con fines terapéuticos o no. Sin embargo, es necesario regular su uso para garantizar que se aplique de manera ética y segura, respetando siempre la integridad del ser humano. En cuanto a la autonomía del individuo, actualmente no parece que los implantes cibernéticos interfieran en la toma de decisiones libres ni en el derecho a la privacidad, aunque esto podría cambiar con el avance de la tecnología. Es fundamental que la tecnología no sustituya al ser humano en sus funciones, sino que lo asista y facilite. De lo contrario, podríamos enfrentar un empobrecimiento del individuo en lugar de un enriquecimiento.
El politólogo Francis Fukuyama alerta sobre los peligros del transhumanismo en cuanto a la desigualdad que puede generar, afectando la base de las sociedades democráticas. La brecha social en el acceso a las nuevas tecnologías es una preocupación válida, pero no se debe usar como argumento para detener el desarrollo de tecnologías beneficiosas para muchos, aunque no sean accesibles para todos. Con el tiempo, los costos de producción se reducirán, como ha ocurrido con otras tecnologías, haciendo que estas se vuelvan más accesibles.
Finalmente, uno de los grandes temas es si el desarrollo de nuevas capacidades a través de la tecnología cambia la naturaleza humana o solo añade características accidentales. La pregunta central es si la tecnología transforma la esencia del ser humano o simplemente amplía lo que ya es inherente a la humanidad. Muchos enfoques transhumanistas parecen reducir la naturaleza humana a un conjunto de capacidades, lo cual es una visión limitada. La naturaleza humana no solo se define por funciones biológicas, sino también por aspectos culturales y trascendentes. La tecnología, como expresión de la creatividad humana, puede ayudar a desplegar nuestra naturaleza al aumentar nuestras posibilidades de interacción y realización. Por lo tanto, es crucial entender bien qué significa la naturaleza humana para distinguir entre mejoras que promuevan el desarrollo integral y aquellas que, en cambio, amenacen nuestra humanidad. Solo un concepto sólido y bien fundamentado de lo que es la naturaleza humana permitirá tomar decisiones informadas sobre la aplicación de tecnologías en el ser humano. (García Díaz, D., & López González, M. 2022)
Créditos:
Autor: Aurora García Cassiani
Editor: Carlos Iván Pinzón Romero
Código: UCPSG4-2
Universidad: Universidad Central
Fuentes:
Brunet, y Morell (2001). Epistemología y cibernética. Papers. https://papers.uab.cat/article/view/v65-brunet-morell/pdf-es
David, A., & Marfull, A. S. (1966). La cibernética y lo humano. Labor.
Gros, B. (2016). De la cibernética clásica a la cibercultura: herramientas conceptuales desde donde mirar el mundo cambiante. Education in the Knowledge Society (EKS), 2(1). https://doi.org/10.14201/eks.14152
García Díaz, D., & López González, M. (2022). Cuestiones bioéticas de los avances en ingeniería cibernética. Relectiones. Revista Interdisciplinar De filosofía Y Humanidades., (9), 156–169. https://doi.org/10.32466/eufv-rel.2022.9.753.156-169